viernes, 23 de mayo de 2014

Alberto Olmos - Alabanza

Intemperie, de Jesús Carrasco; Es un decir, de Jenn Diaz; Por si se va la luz, de Lara Moreno; y ahora, Alabanza, de Alberto Olmos. Todas ellas tienen en común que están escritas por autores jóvenes que, lejos de posmodernismos y novelas de ciudad, sitúan sus últimos trabajos en lo rural. Y, a excepción de la novela de Carrasco, donde la acción parece situarse en un pasado en el que el pueblo era un pilar fundamental en esta sociedad nuestra, las otras se sitúan en el presente o, en el caso de Lara Moreno y el propio Olmos en un futuro inmediato y con personajes muy propios de esta época: con profesiones liberales y enganchados a las nuevas tecnologías.

La nueva novela del escritor segoviano habla principalmente de tres temas:

1. La falacia del amor verdadero que nos intentan vender.

2. El pasado de uno y como este, de una manera u otra, se refleja en el presente aunque queramos evitarlo.

3. El fin de la literatura. Al menos tal y como se conoce hasta ahora. 

Así dicho puede sonar a grandilocuente pretender abordar estos temas tan amplios y a tarea inabarcable, pero Olmos sabe cómo tocar cada uno de los puntos sin pecar de exceso o defecto.

La novela se inicia con una frase contundente "No estoy enamorado de ti" que, si se mira bien, es la declaración de amor más impactante que uno puede decir porque una persona puede dejar de estar enamorada de otra para quererla de manera mucho más sincera y menos "química". La frase la pronuncia Sebastian y va dirigida a Claudia, una pareja que va a pasar dos meses a un pueblo apartado de todo en el que viven poco más de veinte lugareños. Él es escritor y, tras pegar el pelotazo con un bestseller infumable, quiere volver a ser el autor de culto (porque nadie le leía) que era. La idea es componer un libro de relatos donde se de cuenta de las diferentes amantes de Sebastian a lo largo de su juventud. Esta primera parte de la novela está construída a base de focalizar la acción en él y en ella de manera sucesiva. Así, mientras que el está encerrado en la casa malgastando folios y recordando viejos amores, ella pasea por el pueblo y le cuentan una historia que le marca su estancia allí hasta el punto de llegar a obsesionarla: hace treinta años una mujer enloquecida quemó una de las iglesias del pueblo.

La segunda parte se centra en Sebastian, que sale por fin de su encierro para rememorar recuerdos de infancia. Esta parte me parece la más floja.

En la tercera parte sale a relucir el Alberto Olmos más beligerante y para dar buena cuenta del mercado editorial actual. La explicación de cómo subsiste una editorial que publica solo a autores noveles me parece de lo más acertada para todo aquel que sepa cómo funciona el mundo del libro. La tesis explica que la clave es publicar a bastantes autores, por muy mediocres que sean, ya que estos nuevos productos aseguran la supervivencia un mes más y compensan las devoluciones de libros anteriores. Y en realidad es así, el mundo del libro es un ir y venir constante de títulos de la editorial a la distribuidora y de ahí a la librería. Y una vez en la tienda y pasado dos meses, hacer el camino inverso.

No he leído gran cosa de Olmos. Disfruté mucho con Trenes hacia Tokio y la apostilla que era, de alguna manera, Pose. A bordo del naufragio me pareció un gran ejercicio de estilo para un chaval que contaba con poco más de veinte años. En cuanto a Ejército enemigo me pareció floja en comparación con estas obras citadas y creo que me pueden gustar bastante las publicadas en Lengua de trapo. Alabanza, me parece la obra más ambiciosa y conseguida hasta la fecha.

viernes, 16 de mayo de 2014

14 - Jean Echenoz

Por una vez, y sin que sirva de precedentes, hablemos de números. El propio Echenoz nos da permiso puesto que el título contiene un par de dígitos. Así, 98 páginas, 15 capítulos, cinco jovenes, una muchacha, algún que otro personaje secundario, y dos semanas que se convierten en cuatro años. Y 14, por supuesto, fecha del inicio de la Gran Guerra, la I Guerra Mundial. ¿Se puede construir una novela sólida en tan pocas páginas, con tantos personajes y abarcando tanto tiempo? Se puede. Jean Echenoz, al menos, puede. Y lo hace.

Es cierto que jamás me hubiera planteado leer esta novela si no llega a ser recomendada por una amiga, benditas la recomendaciones de gente con criterio literario y estético. O con criterio, simplemente. Así, dado que estos días me encuentro pasando los calores propios del sur en una caseta con tejado de uralita y tantos focos como para asar pollos a gran escala, y a falta de algo mejor que hacer aparte de hablar con algún que otro cliente interesante y quitar el polvo con el plumero a los libros, rescaté esta nouvelle de entre los cientos de lomos que se muestran de manera impúdica a la vista del paseante. Los mismos lomos que se prostituyen en busca de clientes que compran por tradición ("siempre compro en la feria del libro") más que porque realmente vayan a leer. Los mismos lomos que se pluriemplean de caseta en caseta ya que, no nos engañemos, todos y cada uno de los receptáculos que se esparcen a lo largo y ancho de las calles de Granada, en este caso, pero también en Madrid, Barcelona o cualquier ciudad de España, tienen los mismos títulos si la caseta se corresponde con una librería. En fin, a lo que íbamos, a la guerra

Decía que Echenoz consigue con muy pocas páginas contarnos lo atroz que es la guerra. Se ha hablado mucho de la I Guerra Mundial (se ha hablado mucho de todo) y el mayor riesgo era no volver a contar lo mismo y es el propio autor francés el que en un momento dado se dirige a sus lectores para decirles que él no se va a extender en pormenores, que eso ya lo han hecho otros. Y hace bien. La Gran Guerra consistió en muchas caminatas sin destino marcado, mucha hambre, nuevas tecnologías (el avión), nuevas armas (químicas). Y barbarie. Mucha barbarie. Sin distinguir la clase social o la condición que separa a estos cinco amigos ni, por supuesto, al resto de los combatientes de la guerra.

Con una prosa limpia de cualquier efectismo, casi aséptica, y de manera objetiva Echenoz narra la desgarradora experiencia de millones de jóvenes que se alistaron para un conflicto que presumían que iba a durar quince días y que, después de cuatro años, se convirtió en el cimiento donde se sustentaría el reparto del mundo tal y como hoy lo conocemos.