jueves, 21 de junio de 2012

Cazadores - Marcelo Llillo

Iba con mucha precaución a la hora de leer este libro. Llevaba un par de años o quizás más oyendo hablar de los cuentos de Marcelo Llillo. Primero de El fumador y otros relatos, y luego de este, Cazadores, que en realidad es la suma del primer libro más el segundo, Gente que baila sola (inédito en España). De este último libro, no me pregunten por qué, se han eliminado cuatro cuentos que sí aparecen en la versión chilena. Cosas de la edición y que nunca entenderé.

A lo que iba, tantos elogios y ninguna crítica negativa me invitaba a ir con pies de plomo (a la vez que tenía ganas de leerlo). Y lo cierto es que el resultado es espectacular, un libro a tener muy en cuenta para todo amante del género, especialmente del realismo sucio de Carver y de la teoría del iceberg de Hemingway.

Los cuentos de Lillo son duros, secos, violentos como puñetazos directos, no al estómago, si no a lo más profundo de nuestro ser. Su estilo lacónico es sobrecogedor y pesimista. Los personajes parecen no esperar nada de la vida, todos pululan por ella arrastrando su mal cotidiano, su rutina, su pequeña falla arquitectónica a punto del terremoto. En sus silencios se repira una tensión que desasosiega. Son, pues, diecinuevo cuentos que giran en su mayoría en torno a la familia y a la pareja salvo honrosas excepciones, como Noche de reyezuelos, el relato más largo del libro y que cuenta el viaje iniciático de tres chicos que van de duros por la vida, pero que les espera una desagradable sorpresa en su devenir nocturno.

En un conjunto tan compacto es difícil resaltar algún ralato en particular, pero podríamos citar Hielo, Felicidad, Apaga la luz o ¿Hasta cuándo crees que voy a amarte? En este caso, es más fácil señalar algún relato que, si bien no es fallido, chirría en contraposición con el resto. Este cuento es el que lleva por título Los pobres no pueden esperar, donde la historia que se cuenta no me acaba de parecer verosímil casi nunca.

Aun y todo, los diecinueve cuentos aceptan más de una relectura, es decir, lo que se le pide a un buen libro.

2 comentarios:

  1. Hola Carlos:

    Me alegra que te haya gustado este libro, a mí se sorprendió muy gratamente.
    Leí El fumador y otros relatos y luego leí Cazadores; así que volví a leer los cuentos del primer libro. Algunos, al menos los 3 ó 4 primeros me parecen de los mejores que he leído nunca.

    Yo tampoco sé por qué quitaron cuentos del segundo libro: imagino que el editor pensaba que eran peores.

    Lo lamentable de todo esto: este libro, pese a su gran calidad, se ha vendido poco, y no se ha editado en España el tercer libro de cuentos de Lillo: No hablo con gente fea, que fue finalista del premio Ribera del Duero, cuando ganó Marcos Giralt Torrente.

    saludos

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  2. Hola David:

    Ha sido un verdadero placer ver que el entusiasmo que genera este autor entre los lectores (entre ellos tú) estaba más que justificado. Sí que tiene algunos cuentos de esos que se meten debajo de la piel y ya no salen jamás.

    Lo de que no se haya publicado el tercer libro me parece una pena y una muestra más de que, a veces, lo más sencillo es incomprensible. Mientras que otros finalistas han publicado en sus respectivas editoriales, como Pablo Gutierrez en Lengua de Trapo, o Juan Carlos Méndez y Clara Obligado en la propia Páginas de Espuma (en octubre salen los cuentos completos de Javier Tomero en esta editorial y puede que se incluya también el libro finalista del Ribera del Duero) en lugar de ir los señores de Mondadori a ofrecerle un contrato a Lillo, lo dejan correr y mientras nosotros nos perdemos la oportunidad de seguir sorprendiéndonos y, también, pasándolo mal con sus relatos.

    Saludos.

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