viernes, 16 de septiembre de 2011

Autobiografía novelada J.M. Coetzee

A través de tres libros, el Premio Nobel sudafricano J.M. Coetzee elaboró una autobiografía novelada. El primer volumen llevaba por título Infancia y en él se nos narra los primeros años del niño Coetzee en la pequeña localidad de Worcester, cerca de Ciudad del Cabo. Coetzee es un niño bastante solitario e introvertido, que para compensar decide ser el mejor de su clase. Vive con su madre, su padre y su hermano. La relación con ellos es como la de cualquier niño de su edad: quiere a su madre, odia a su padre e ignora al hermano.

A este primer libro de memorias le pondría un pero: las reflexiones que hace el narrador no son demasiado adecuadas para un niño de ocho años. Son propias de un Coetzee adulto recordando su etapa infantil, pero al ser un narrador en tercera persona focalizado en el niño, chirrían un poco los pensamientos y conclusiones a los que llega el infante. Un ejemplo de esto que estoy hablando sería el siguiente:

El agua de la cantimplora está mágicamente fresca, pero él no necesita más de un sorbo cada vez que bebe. Está orgulloso de lo poco que bebe. Eso le será útil, espera, si alguna vez se pierde en el veld. Quiere ser una criatura del desierto, de este desierto, como un lagarto.

No creo que un niño de ocho años se sienta "orgulloso" de beber poca agua, y mucho menos que eso lo considere de utilidad si se pierde en el desierto. No obstante, sí que el niño puede pensar algo parecido pero no saber explicarlo, y en ese caso sí está justificado que el narrador (un Coetzee maduro) nombre los recuerdos.

El segundo título Juventud, nos muestra a un Coetzee asqueado de la vida sudafricana y, ante las revueltas raciales, decide irse a Londres. Allí pretende ahorrar y escribir poesía. Pero, su trabajo como programador informático no le deja demasiado tiempo para él y poco a poco va sucumbiendo a la rutina. 

Quizás sea, de los tres, el libro que más interesante me ha parecido. Una novela de aprendizaje, la de un veinteañero que se quiere formar como escritor pero al que el trabajo le va alineando y oprimiendo poco a poco; el miedo ante la página en blanco y la búsqueda de la voz narrativa. Uno siente el desasosiego y el inmovilismo que atenaza al joven. Por el tema, recuerda vagamente al Retrato del artista adolescente o, incluso, a El guardián entre el centeno.

Por último, Verano cierra la trilogía autobiográfica. Lo más interesante aquí es el punto de vista: un investigador se ocupa de la biografía de Coetzee, ya difunto, a través de cinco entrevistas. Cuatro de estas entrevistas son con mujeres con las que tuvo algún tipo de relación, lo que nos da una visión sesgada de Coetzee y nos plantea la duda de que cualquier biografía es poco objetiva y se posiciona.

Puede que de las tres, Verano sea el más sencillo de seguir, ya que al estar estructurado en forma de entrevista, es más ligero. Con las dos primeras entregas, el estilo riguroso y certero en una tercera persona distanciada, dificultaba de alguna manera el adentrarte en sus páginas.

En cualquier caso, estamos ante tres novelas que a buen seguro sobrevivirán al paso del tiempo, convirtiéndose, por derecho propio, en un clásico futuro.

1 comentario:

  1. Hola Carlos:

    Yo de esta trilogía leí Infancia y Juventud, y me gustaron bastante, recuerdo. Aunque me llamó la atención el estilo tan frío y desapegado con el que estaban escritos. Recuerdo que en Juventud hay una escena que me llamó mucho la atención: conoce a un hombre en la calle, se van juntos a una habitación y se acuestan. Y el autor dice: "así que eso era acostarse con un hombre". Y no aparece de nuevo ninguna referencia a una pulsión homosexual ni nada.

    Tenía pensado leer Verano, a ver si lo hago.

    saludos
    David

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