jueves, 26 de julio de 2012

El viaje a Budapest - Daniel Barredo

Dificilmente podría haber llegado a esta novela si actualmente no viviera en Granada. O puede que sí. Hace poco comencé a trabajar en una librería de la capital andaluza y me topé con este libro. De primeras la portada me llamó la atención (es un fotograma de la película Rocco y sus hermanos, de Visconti). Bajo el título se lee que esta novela es Premio Andalucia Joven de Narrativa 2011. Así entendí que en la tienda hubiera unos cuantos ejemplares y estuviera en un sitio medianamente preferente. El caso es que leí la contra y, aunque normalmente no me suelo fiar de ellas, decidí leerme la novela.

El protagonista de esta novela es un alter ego del propio autor. Se llama igual y, por lo que pone en su biografía, muchas de las cosas que cuenta, le han ocurrido. Al menos esa verdad tiznada de narrativa. En narrativa nada es verdad, ni siquiera una autobiografía. En cualquier caso es su verdad, la del narrador.

El protagonista, decía, ha decidido romper con todo en busca de perseguir su sueño: ser escritor. Para ello malvive de concursos literarios de pueblos y comarcas de la geografía española, roba en los supermercados, o extrosiona y chantajea a viejas. Un día consigue reunir el suficiente dinero para marcharse con un amigo a Budapest. El amigo es músico y va a dar allí un concierto. Será en la ciudad magiar donde cambiará la vida de Daniel.

El libro está claramente definido en dos partes: en la primera el narrador es autodestructivo y en la segunda, el cambio de rumbo que toma su vida trastoca de alguna manera su forma de ser.

El lenguaje es explícito, quizás demasiado en alguna situación, y directo. Sin miramientos.

En cuanto al tema que plantea, es el que muchos pensamos como gran problema generacional (Barredo es del 81) y es la de que nos han vendido un mundo que no existe; nos han llenado la cabeza de sueños que son irrealizables; nos han dicho que si estudiábamos tendríamos un buen futuro y no es cierto; el protagonista siente resentimiento y rabia ante esta falta de expectativas y decide buscar su propio camino que desemboca en el semibucólico final.

El viaje a Budapest es una primera novela con algunos apuntes interesantes.

sábado, 21 de julio de 2012

En el patio - Malcom Braly

Malcom Braly fue un ladrón que pasó, entre unas cosas y otras, más de tres lustros entre rejas; ninguna por delito de sangre. Por lo tanto, conocía bien el ambiente carcelario de los Estados Unidos de los años sesenta. Entre otras, pasó por la famosa cárcel de San Quintín. Es precisamente en esta cinéfila prisión donde se desarrolla la acción de En el patio. Aunque más que acción, cabría hablar de trama. En el patio de una penitenciaria no suele haber mucha acción por más que muchos blockbuster hollywodienses pretendan mostrar lo contrario. Los motines no son algo habitual ni tampoco los asesinatos; si bien de vez en cuando ocurren, no aparece un cadáver por día. En el patio de una cárcel más bien se contempla la vida pasar, experimentando un vacío y una monotonía que cada uno sobrelleva como mejor puede.

En el patio entra y sale de la mente de varios de sus residentes habituales. Nos da pequeñas pinceladas de algunos presos, más que suficientes para hacernos una idea de su personalidad, y se centra un poco más en otros, como en Hielo Willy, el que más influencias y contactos tiene; Juleson, el burgués que entra en prisión por un acto impulsivo, pero que es improbable que vuelva a recaer, o, por contra, Nunn y Sociedad Rojo, los secuaces de Hielo Willy que tienen en su haber varias salidas y entradas en prisión. A través del microcosmos que simboliza la cárcel, Braly nos da una visión de la América de los sesenta.

La frase que abre la novela es de Los hermanos Karamazov: "Por regla general, la gente, incluso los malvados, son mucho más cándidos y simples de lo que imaginamos". Esta frase resumiría bastante bien la novela; Braly nos muestra un retablo de gente corriente que ha cometido algún tipo de delito y que por ello se encuentra privada de libertad pero que, en realidad, solo en eso se distingue de la gente de fuera.

* Tirón de orejas para Sajalín por la cantidad de errores ortotipográficos que pueblan el libro. Especialmente la ausencia de preposiciones.

martes, 17 de julio de 2012

Los mutilados - Hermann Ungar

Si he de ser sincero, y tengo que serlo (solo faltaba mentir en mi propio espacio y engañarme a mí mismo) no conocía a este autor. Fue gracias a la entrada de La medicina de Tongoy (blog que creo que le pierden las formas y los comentarios anónimos, aunque Carlos me parece un lector suficientemente inteligente y exigente), donde oí por primera vez el nombre de este autor checo, contemporáneo de Kafka. Como hacemos todos ante una buena crítica, busqué más información por internet para contrastar. Todos los comentarios eran positivos, las críticas favorables y las comparaciones (todas horribles) con grandes escritores coincidentes. Decidí leer el libro.

La historia gira en torno a Franz Polzer, un trabajador de banco anodino y sin ambiciones cercano a la órbita kafkiana. Vive en su propia monotonía, sin sueños que cumplir ni aspiraciones a las que llegar. Cualquier mínimo detalle que le saque de la rutina lo altera. Su vida cambia cuando un buen día se pone un sombrero viejo. La novela adquiere tintes gogolianos y comparte semejanzas con El capote; cómo una prenda de vestir puede cambia tu vida.

Los mutilados es un libro desagradable. Muy desagradable. A Polzer le dan miedo las mujeres por un par de experiencias juveniles con la criada y al ver a su tía desnuda (además hay un velo de incesto entre su tía y su padre). Por ello ve a las mujeres como un compendio de carnes desbordadas, grasas y aperturas anatómicas. Su casera, Frau Polster, encaja a la perfección en esta descripción. El sexo es sucio, depravado, violento. Todo esto sin apenas descripciones; no necesitamos de grandes adjetivos ni largos párrafos para sentir esa suciedad y esa náusea. Como las que produce al ver al amigo de Polzer, Karl Fanta, lleno de pústulas y amputado de piernas.

Pero no solo Karl Fanta es un mutilado: él es el único mutilado físicamente, pero el resto de los personajes están mutilados psicológicamente: todos son ruines y oportunistas; codiciosos y embusteros; locos, en definitiva, cada uno a su manera.

Los mutilados, en fin, somos todos.

lunes, 9 de julio de 2012

Concesiones al demonio - Óscar Sipán

De sobra es conocida la labor editorial de la aragonesa Tropo con Óscar Sipán a la cabeza. Lo que quizás ya no es tan conocido es que este oscense ha sido galardonado en múltiples premios y tiene en su haber una decena de títulos publicados. Concesiones al demonio está catalogada como su primera novela.

Se trata de una novela coral donde en cada capítulo el narrador se centra en un vecino del edificio Zabulón. El narrador va cambiando indistintamente de la tercera a la primera persona. Se podría pensar en un libro de cuentos con puntos en común entre ellos, pero me parece una polémica un tanto estéril. Si el autor y la editorial sienten que es una novela, o así quieren expresarlo, es lícito. De hecho, el último capítulo es el que le da el armazón de novela. En cualquier caso, no me voy a detener más en este asunto. Insisto, es lo de menos.

Lo que me interesa resaltar es la cuidada prosa de Sipán, pulida hasta límites insospechables; la facilidad para las metáforas; sus frases cortas, afiladas, acertadas siempre.

También me interesa destacar el humor negro que, en pequeñas pinceladas, salpica la novela.

Este libro podría haberse titulado Museo de la soledad (pero Carlos Castán ya lo había elegido antes) o Seis personajes en busca de amor (pero igual Pirandello lo acusaba de semi-plagio. Además, en realidad son siete los personajes que tienen voz) porque los personjes, es una novela de personajes, son seres a medio camino entre la soledad y la derrota. Seres golpeados por la vida, algunas veces; por la apatía y los miedos, otras. Así, el ciclista que saboreó las mieles del éxito y ahora vive gracias a un taller de reparación de bicicletas; el hombre mayor que no logra superar la jubilación; la adolescente marcada con una esvástica; o los vecinos, puerta con puerta, escritores que comparten sin ni siquiera saberlo, celos, fobias, y falta de autoestima. Personajes todos, que coexisten más allá de sus páginas.

viernes, 6 de julio de 2012

Una familia normal - Santiago Gascón

Hay lectores que en verano lee esos grandes clásicos que tienen pendientes (todos tenemos grandes obras que posponemos para una ocasión mejor). Guerra y paz, Moby Dick, o cualquier novela de Dickens que pueblan las librerías con motivo del bicentenario de su nacimiento.

Otros, prefieren evadirse y leen novelas criminales, se acercan a la trilogía de Steig Larsson o se embarcan en alguna novela con tintes históricos.

Yo, que este verano trabajo y tengo menos tiempo que en cualquier otra época del año, me he decidido por un término medio. En realidad, me he visto obligado. La idea era leer (releer en algún caso) las novelas de Fante, tanto padre como hijo. Otra opción era ponerme de una vez con Onetti hasta acabar harto de sus libros. Pero creo que ninguna de las dos opciones van a poder ser de momento, así que me decanto por seguir leyendo lo que hasta ahora; esto es: normalmente novedades de autores de habla hispana, editoriales independientes, y un mínimo de calidad.

En esta ocasión, el libro es de la editorial Xordica, una editorial aragonesa de la que hasta ahora no había hablado y que, sin embargo tiene en su catálogo a autores tan interesantes como Ismael Grasa, Daniel Gascón o Cristina Grande; amén de Labordeta y Félix Romeo.

Una familia normal narra a cuatro voces (la del padre, Darío; la madre, Pepa; y los hijos, Guillermo y Fran) el día a día de una familia española. Ni más ni menos.Ahora bien, ¿qué es una familia normal? A lo largo de las poco más de doscientas páginas la narración se ve salpicada de diferentes posturas teóricas sobre qué es ese grupo definido como familia. Descripciones antropológicas, sociológicas o filosóficas disertan sobre este asunto. Pero una familia moderna, actual, poco o nada tiene que ver con las apostillas científicas. Quizás quede algún vestigio muy remoto. Solo quizás. Pero lo que está claro es que no es lo que postulan.

Y para explicarnos que es esto de la familia aparecen esas cuatro voces pertenecientes al grupo. Así, cada miembro tiene su propia mirada y acentúa lo que más le interesa destacar de su existencia. Un mismo suceso se ve desde diferente prisma según los ojos con que se miren. Incluso la familia tiene un significado diferente para cada uno de sus miembros.