domingo, 30 de septiembre de 2012

Geometría del azar - Fernando Palazuelos

Por segundo año consecutivo la obra de Fernando Palazuelos consigue, por méritos propios, entrar a formar parte de los diez finalistas del Premio Setenil. Si el anterior año lo hacía con Ficcionarium, libro de microrrelatos, este año el finalista es el título que nos ocupa.

Este último libro de Palazuelos gira en torno al azar, a la casualidad, a lo fortuito. A través de experiencias que vivió el propio autor, no sabemos si enmascarándolas de ficción o no (ni importa) el escritor bilbaíno construye una serie de relatos, o crónicas, de diversas situaciones donde el azar es el protagonista.

Dividido en tres partes (La danza del poliedro, La lentitud del péndulo y La rúbrica del azar), la primera y la tercera se basa en la casualidad más fortuita, si bien es cierto que en la tercera parte me parece vislumbrar una casualidad más inesperada. La segunda parte del libro me parece la más interesante. Esta parte se centra, como indica el título, en el tiempo, en las relaciones entre el ahora, o el antes, y el después. Palazuelos plantea a través de estos cuentos lo inevitable del reloj de la vida. Allí donde hay un "tic" habrá un "tac" en el futuro que complete ese movimiento pendular. El paso del tiempo hace que se cierre el círculo de algo que sucedió.

Más allá de las historias que cuenta Palazuelos, con una gran capacidad para narrar, lo que me parece más importante en este libro es, por un lado, las conjeturas que va desarrollando a lo largo del libro a modo de introducción a las tres partes en las que se divide, más el epílogo; de otro lado, el poso filosófico que rezuma sus páginas. De poco sirven estos cuentos si no te detienes en cada uno de ellos para reflexionar sobre ellos, sobre el azar, sobre el tiempo, sobre la vida.

martes, 25 de septiembre de 2012

Trastornos literarios - Flavia Company

Este libro de cuentos de la escritora argentina Flavia Company podría quedarse en un mero juego literario, en un artefacto simplón, en un pequeño divertimento. Y sin embargo, y pese a lo complicado de la empresa (cerca de 150 microrrelatos), Company ha completado un gran libro.

Lo dicho anteriormente se debe a que el libro está construido en tres apartados: "Trastornos literarios" donde escribe un cuento basado en algún tropo literario; "Frases (muy) hechas", donde hace literal la frase hecha en cuestión; y "La vida en prosa" en la que, partiendo de la base de titulares reales aparecidos en prensa, imagina una posible historia. Al autoimponerse un círculo tan cerrado, el libro podría haber caído en el maniqueísmo y la simpleza. Pero no es así. No diremos que todos los cuentos son brillantes, pues nos estaríamos engañando (y porque si Flavia Company hubiera escrito 150 cuentos maestros no solo podría dejar de escribir, si no que podría reclamar para sí y de manera exclusiva la eternidad literaria). Sin embargo, cualquier relato de este libro podría estudiar en un seminario dedicado al microrrelato.

Dos cosa hay que me gustan especialmente de este libro: la capacidad de fabulación de Company y el riesgo literario que asume. En una literatura cada vez más trillada y en la narración corta donde, y a pesar de que se arriesga más que con las grandes distancias, se está dando un ligero anquilosamiento en los últimos años (esa es la sensación que tengo al menos), descubrir nuevas propuestas, nuevas formas de decir lo mismo (ya dijo aquel que los temas en literatura son cuatro) siempre es agradable ver como hay unos pocos (en realidad no tan pocos) que resisten.


domingo, 23 de septiembre de 2012

Las hierbas del camino - Natsume Soseki

Última novela que el escritor japonés vio publicada poco antes de su muerte, Las hierbas del camino es una novela parcialmente autobiográfica donde el padre adoptivo de Kenzo, el protagonista, viene a reclamar, después de muchos años y tras haber sido devuelto a su padre biológico, dinero para poder sobrellevar la difícil situación por la que atraviesa.

La novela se desliza suavemente entre los encuentros y desencuentros de Shimada, el padre adoptivo, y Kenzo. Este se ve "obligado" a dar dinero a su padrastro a pesar de que su situación económica no es muy estable debido a que en la tradición japonesa los hijos se encargan de los padres en su vejez.

De otro lado, aparece la modernidad capitalista y las apariencias; Kenzo no tiene dinero y aun así ayuda a Shimada, o a su hermana y hermano, ya que él es profesor y ha estudiado fuera. El dinero se convierte en esta novela en el símbolo de la apertura oriental que mira a occidente.

También en el matrimonio, donde la mujer apenas pinta nada (así, el matrimonio de su hermana, donde ella consiente cualquier cosa de su marido) se abre al mundo occidental representado en la mujer de Kenzo, que no se calla lo que piensa y planta cara a su marido.

El personaje de Kenzo es un ser frustrado con su existencia y carente de afecto. Ese carácter agrio se formó en su infancia cuando ni sus padres biológicos ni sus padres adoptivos supieron o quisieron darle cariño. Así, el Kenzo adulto es un ser egoísta y amargado.

Novela de profundo calado pesimista, en mi opinión tiene algo del pre existencialismo europeo que se daría unos años más tarde.

martes, 18 de septiembre de 2012

El club de los asesinos de letras - Sigismund Krzyzanowski

Hace un par de años, y a través de una nota que leí en algún sitio que no recuerdo, me hice con un libro de cuentos de este autor ruso que no logró publicar en vida a pesar de ser un  todoterreno: ensayista, libretista de ópera, guionista. El libro lo publicaba Siruela y recuerdo que me dejó un buen sabor de boca los relatos algo herméticos y filosóficos que allí se narraban.

Años después, hace unas semanas de hecho, colocaba unos libros en la librería cuando vi aparecer de nuevo el apellido inpronunciable de este autor; según parece en castellano se lee "Yiyanovski". La editorial, desconocida para mí hasta ese momento, era Ediciones del subsuelo. Como es habitual en estos casos, curioseé su página web y comprobé que me gustaba lo que hacían.

El club de los asesinos de letras es un grupo formado por siete miembros que se reúnen en una biblioteca vacía a contar historias que nunca trascribirán en papel. Varias son las historias que se nos cuentan en el libro, todas ellas independientes, cuyo único nexo en común es que están contadas por los miembros del club. Fuera de estas historias apenas hay una pequeña narración por parte del protagonista, un narrador en primera persona que quiere saber cuál es su misión en el club y por qué lo eligieron a él para participar con ellos.

Las historias que cuentan los miembros del club son de carácter fantástico por un lado, de desbordante imaginación, pero con un fuerte contenido culturalista, lo que hace que su lectura no sea para nada sencilla. Más bien al contrario, leer este libro supone un esfuerzo por parte del lector ya que Krzyzanowski construye una novela densa, por la que se hace difícil avanzar en ocasiones. Todo un reto para los lectores. Todo un estímulo.

lunes, 17 de septiembre de 2012

Despacio - Remedios Zafra

Normalmente no suelo estar de acuerdo con la contraportada de los libros. De hecho suelo leerlas una vez terminado el libro. Por pura curiosidad. Las contraportadas de Caballo de Troya, sin embargo, son diferentes: originales e inteligentes. En esta ocasión tachan la novela de Remedios Zafra de irrealismo crítico: "género contrario (pero paralelo) al realismo social". Y me parece que, quien quiera que escriba la contra, acierta. Al menos en esta ocasión.

Porque la novela de Zafra nos narra el día a día de la sociedad española actual. La gente que vive Aquí y quiere irse Allí. Porque Allí parece ser que hay oportunidades, trabajo, cierta estabilidad. Pero cuando llegan a la estación de tren, los trenes no paran. Pasan por las vías a toda velocidad pero no se detienen en la estación. Y la gente, en vez de buscar un camino alternativo, se quedan en el anden, a esperar que alguno pare; como los personajes de El ángel exterminador, los viajeros de Remedios Zafra parecen inmovilizados por una fuerza extraordinaria; no se dan cuenta que, como decía Machado: "caminante no hay camino, se hace camino al andar."

Mientras la protagonista espera, nos cuenta la idiosincrasia de su lugar Aquí, donde Violet lleva tanto tiempo en el mismo trabajo temporal que el adjetivo parece difuminarse en el ambiente asfixiante del lugar y que, sin embargo, se resiste a llamarlo trabajo. Así, a secas. Porque eso significaría que sus sueños se han evaporado. También conocemos a Laquestapeor. Gracias a este personaje los habitantes de Aquí se consuelan de sus vidas anodinas. Ya saben, tal y como están las cosas, no nos podemos quejar. Algunos están peor. Y con eso nos conformamos.

Una metáfora de la situación que estamos viviendo lo suficientemente alejada de la realidad como para vernos reflejados, más que como en un espejo, como en un charco turbio.

sábado, 15 de septiembre de 2012

Esquina inferior del cuadro - Miguel A. Zapata

La esquina inferior del cuadro es lo que se oculta de nuestra personalidad, lo que no mostramos a otros, lo que late en nuestro interior. La esquina inferior del cuadro es el pedazo de lona que arranca el protagonista  de sus lienzos, inocentes y cristalinos, del relato homónimo. O el desván del viejo que alquila su casa en Coleccionismo. Pero también, la esquina inferior del cuadro es el secreto y tensión que mantienen dos amigas en Inventario de tedios; o  la transformación que sufre el protagonista de Procesos. Devastaciones.

Pero por encima de ellos se erige un cuento, el primero, En flor, donde se nos narra la infancia y adolescencia de un chaval que veranea en casa de sus tíos. El primo de este es el verdadero protagonista. Como una planta, primero están las semillas: los primeros encuentros con el primo, ya desde el primer momento algo raro. Algo huraño. Algo excéntrico. Después la fertilización, donde comienza el caldo de cultivo, la verdadera personalidad. Por fin, la floración, el resultado definitivo.

Once cuentos llenos de lirismo, algo barrocos, buscando en el lenguaje la manera de decir, la manera de narrar. Llenos de una voz personal, no es un libro de cuentos redondos; hay alguno que cojea, como Noé. O Prime time. Sin embargo, sí dejan ver a un gran cuentista con un gran oficio detrás.

miércoles, 12 de septiembre de 2012

Hablar solos - Andrés Neuman

Tras su último gran libro de relatos, Hacerse el muerto, Andrés Neuman regresa a la novela con este Hablar solos, donde retoma el tema de la enfermedad, ya tratado en algunos de los cuentos de su libro anterior, profundizando más en él.

La novela se construye a través de tres voces que monologan: Elena, la madre; Mario, el padre; y Lito, el hijo.

Padre e hijo emprenden un viaje en el camión de su tío transportista. El niño siempre ha querido hacerlo pero hasta entonces era pequeño para realizar el viaje. Ahora que ha cumplido diez años se le permite ir. Pero la verdadera razón por la que va es porque su padre, enfermo de cáncer, quiere pasar un tiempo con su hijo; llevarse ese recuerdo cuando pase lo inevitable.

La madre, por su parte, lleva el peso de la narración. Su soledad presente mientras que la pareja anda de viaje, y viendo su soledad futura próxima, comienza una aventura con el médico de su marido basada en la violencia y la posesión como forma de redención. Además, a través de las lecturas compulsivas encuentra retazos de su vida.

Con una aparente sencillez, Neuman se adentra en la enfermedad, en la forma que tenemos de abordarla, en las consecuencias imprevisibles que ella conlleva. Una novela llena de inteligencia.

lunes, 10 de septiembre de 2012

Los ensimismados - Paul Viejo

Ha escrito Paul Viejo un libro muy personal y muy arriesgado. Una colección de relatos, o no-relatos, insinuantes y enigmáticos, a la par que magníficos. En ellos, la trama apenas velada no nos conduce a ningún sitio. Son cuentos estáticos donde no hay acción. Todo son detalles. Cosas no dichas.

Prácticamente todo el libro es una especie de teoría sobre el cuento, pero podemos acercarnos de manera más significativa a su poética en Cada noche y, en menor medida, Un cuento es un cuento es. Así, en el primero de ellos leemos: "los cuentos que yo podría contarle no son los que ella espera, salvo que quiera que le cuente cuentos sin apenas historia, tan quietos, en los que no pasa nada" (pág. 88) Y un poco más adelante: "más difícil es contar un cuento, como los míos, que casi son ventanas rotas, fotos rotas, juegos incompletos, rompecabezas a los que a veces le faltan fichas y donde tan importante es lo que se cuenta en el cuento como lo que no se quiere o no se sabe o no se debe contar" (pág. 90).

Así, Viejo interactúa con el lector, se posiciona como escritor, habla con los personajes, los saca del papel (de manera literal) en el que están construidos y se pasean por la mesa de su propio escritorio. Pirandello, Unamuno, Vila-Matas, deconstrucción, son palabras que me vienen a la cabeza para designar los textos de Paul Viejo.

Un libro en el que no empatizas con lo que te están contando, y sin embargo no hace falta. Con el que no te sientes del todo cómodo leyéndolo, ni falta que le hace. En el que sabes que estás leyendo cuentos, en un papel, escritos por Paul Viejo, donde casi te obliga a que reflexiones sobre ello; nada de sentir lo mismo que los personajes, evadirte y dejarte llevar por la historia. No. La Literatura es más que eso. La Literatura es para los valientes. En la Literatura participan dos partes: autor y lector y ambos se tienen que dejar la piel en ello o no habrá merecido la pena el trayecto.

lunes, 3 de septiembre de 2012

La suave piel de la anaconda - Raúl Ariza

Apenas necesita Raúl Ariza un par de páginas para mostrarnos las relaciones de pareja en todas sus vertientes; desde la crueldad al amor, pasando por los celos, las caricias o los amantes, Ariza construye a través de este medio centenar de relatos cortos la biografía de la vida en pareja.

De atrás hacia adelante, como en la película Irreversible de Gaspar Noé, en el primer conjunto de cuentos se encuentra la violencia más explícita para pasar de manera gradual, a la violencia verbal, a la psicológica, al sexo, al amor y, finalmente, al tonteo y primer enamoramiento. Ese camino inverso, proporciona una mayor fuerza al libro. Nos conduce al inevitable paso del tiempo, que todo lo arrasa y lo destruye.

Su prosa es contundente, como un puñetazo en el estómago. No se anda por las ramas. Ariza escribe el cuento, casi parece que siempre ha estado ahí, y se va, dejándote doblado por la cintura, rumiando el final, intentando asimilar tanto en tan pocas palabras. Sin florituras. Sin miramientos. Prosa límpia, lúcida y certera.