lunes, 29 de diciembre de 2014

Angustia - José Ángel Barrueco

Hace ya tres años de la primera novela de la trilogía de la vida de José Ángel Barrueco. Ese primer libro llevaba por título Asco, y giraba en torno a un viaje con todo programado. Hablaba del egoísta que todos llevamos dentro. Del profundo asco que sentía por estos pasajeros. Pero también de la vida. Del gozo de las pequeñas cosas.

Esta segunda parte se centra en la pérdida, la de la madre enferma de cáncer. Al igual que en Asco, la novela está narrada en primera persona, a modo de diario, casi de notas que vas apuntando en una moleskine. No son buenos tiempos para el protagonista y su familia, una serie de desafortunados acontecimientos han ido mermando la estabilidad que con grandes esfuerzos parecía que habían conseguido. La enfermedad de la madre, cáncer, es el detonante definitivo. Barrueco vive con M, su novia, en Madrid. Es difícil desplazarse de continuo a Zamora, su ciudad natal. Allí están sus hermanos y familiares cuidando de la progenitora. Viajes por Europa, invitaciones a presentaciones de libros propias y ajenas, citas con editores, son tareas que no puede descuidar uno. Pero por debajo late ese sentimiento de culpa por no poder estar del lado de la persona que te dio la vida todo el tiempo que te gustaría.

Paralelamente a la muerte, la vida: M está embarazada. La pareja se debate entre la inmensa alegría de la llegada de un nuevo ser, tu propio hijo, y la desesperanza más absoluta ante una marcha inminente por más que intentes agarrarte a una mínima esperanza, casi nula.

Barrueco va insertando a lo largo de las páginas pequeñas citas de diferentes libros con las que construye un mapa de la pérdida. C.S. Lewis, Bernhard, Cronenberg, Richard Ford, Eduardo Laporte o Juan Gracia Armendáriz, son solo algunos de los nombres que aparecen en este libro.

Sincera. Ese podría ser el adjetivo que más se aproxima a la escritura del escritor zamorano. Libre de todo efectismo, Barrueco compone un texto desgarrando su interior para honrar la memoria de su madre. La descendencia y el arte es lo que queda de uno cuando ya no está. No se me ocurre mayor homenaje que recordar a tu madre por escrito (o cualquier otra manifestación artística). Así nunca se irá del todo

Ansiedad cerrará la trilogía y versará, a priori, sobre la vida de ese bebé, de la paternidad. Ojalá no tengamos que esperar tres años más para poder disfrutarla.

domingo, 21 de diciembre de 2014

Mis mejores lecturas del 2014

Es tan aburrido el que adora la Navidad como el que la detesta; el que hace listas como el que las rechaza de lleno. Así que ahí va la mía, sin pretensiones, por orden de lectura y leídas en 2014, no publicadas en este año que acaba.

1. Por el camino de Swann, Marcel Proust, Alianza editorial.

2. Técnicas de iluminación, Eloy Tizón, Páginas de espuma.

3. ¡Melisande! ¿Qué son los sueños?, Hillel Halkin, Libros del asteroide.

4. Juego y distracción, James Salter, Salamandra.

5. La muerte del padre, Karl Ove Knausgard, Anagrama.

6. Barbarismos, Andrés Neuman, Páginas de espuma.

7. Canciones de amor a quemarropa, Nickolas Butler, Libros del asteroide.

8. El vigilante, Peter Terrin, Rayo verde.

9. El círculo, Dave Eggers, Mondadori.

10. El idioma materno, Fabio Morábito, Sexto piso.

Un clásico, un libro de cuentos (o dos, si contamos el de Neuman; o tres, si contamos el de Morábito), dos novelas distópicas, una novela de no ficción (o real-novela, o como queráis llamarla con la manía de nombrar) y tres novelas "al uso". El año que viene más.


miércoles, 17 de diciembre de 2014

Nueve - Rodrigo Hasbún



Elegido por la revista Granta en 2010 como uno de los 22 mejores autores de lengua española menores de 35 años, Rodrigo Hasbún (Bolivia, 1981) recopila en este libro nueve cuentos ya aparecido en otras publicaciones suyas, incluyendo el único libro editado en España hasta la fecha, Los días más felices (Duomo, 2011).

Nueve relatos cuyo eje central, los cuentos cuatro, cinco y seis, están conectados entre sí. Así, en Futuro, un grupo de estudiantes realiza un viaje de fin de curso. El narrador va focalizando en los distintos compañeros de clase, cada uno con sus sueños, sus ansías de comerse el mundo, pero también su miedo al futuro, ese que parece que se abre más ampliamente cuando se cierra un ciclo vital en nuestras vidas, como puede ser el caso de una graduación. En Reunión, los mismos protagonistas se dan cita años después. Como era de esperar, la vida no les ha tratado por igual. Por último, Los nombres da cuenta de un nuevo encuentro entre estos antiguos compañeros, ya amigos, y como uno de ellos comienza a salir con la amiga de la hija de otro de los amigos.. Tres cuentos tristes, que dejan un poso amargo, como el resto de las narraciones que componen el libro.

Quizás, los dos más terribles sean Syracuse, donde unos alumnos de un taller literario redactan sus diarios y donde Russo y Grace comienzan con un juego que se les va de las manos; y Tanta agua tan lejos de casa en el que un grupo de amigas organizan un viaje en el complejo hotelero de una de ellas. Este cuento tiene un marcado estilo decadente y gris, lo que no deja de resultar llamativo teniendo en cuenta que el resort se encuentra en plena playa idílica.

La soledad, la imposibilidad de relacionarse o las relaciones sociales son solo alguno de los temas que retrata Hasbún con un estilo algo lacónico aunque certero. 

Narraciones todas ellas ancladas en el pasado. Incluso la titulada Futuro no es sino la visualización de algo que va a llegar y que irremediablemente será peor de lo que imaginamos por lo tanto se volverá la vista atrás para recordar aquello que añoramos, aquello que nunca llegó a existir pero que ya habíamos idealizado.

Mondadori publicará el año que viene su novela Los afectos. Estaremos pendientes.

viernes, 12 de diciembre de 2014

Física familiar - Jon Bilbao

Por el año 2008 me encontraba trabajando en una librería, la primera vez que trabajaba en una. Siempre me había apetecido hacerlo y hoy, tres librerías después y seis años más tarde, sigo cada día rodeado de libros. El trabajo es menos idílico de lo que imaginaba en aquel año pero sigue dando alguna que otra alegría. Sobre la mesa de novedades de aquella primera librería, un libro me llamó la atención: Como una historia de terror, de un tal Jon Bilbao y editado por Salto de página. Ni idea, ni autor ni editorial me sonaban. Lo hojeé. Era un libro de relatos, género al que tengo especial cariño. Estuve tentado a comprarlo en varias ocasiones, pero trabajar en una librería es una condena para el bolsillo así que lo fui dejando. El libro desapareció de la mesa de novedades y no me volví a acordar de él.

Un par de años después aparecía en Páginas de espuma el libro que confirmaba el repóker del cuento en el mundo hispanohablante, Pequeñas resistencias 5. Jon Bilbao era uno de los antologados; Rata, su cuento. Me gustó mucho su relato inquietante ambientado en el mundo de la empresa. Fue de los mejores del libro. Aprovechando un viaje que hice a Bilbao por esas fechas para ver a una antigua novia, mientras ella estaba en clase yo me acerqué a Bidebarrieta, la biblioteca del casco viejo. Leí la mayoría de los cuentos de Bajo el influjo del cometa. Cuando volví a Madrid me hice con ese mismo libro aparte de Como una historia de terror que, curiosamente, sigo sin leer. Bilbao tiene también varias novelas publicadas, pero de eso hablaré en otra ocasión. Hoy toca cuento.

Toda esta larga digresión para hablar de la tercera colección de relatos del autor asturiano. En realidad, el libro está compuesto por 3 relatos, publicado originalmente por la editorial Nobel y por el que obtuvo el premio Asturias joven de Narrativa. Un libro inencontrable a día de hoy (y revisado para la nueva edición). La segunda parte se compone de cuatro relatos publicados en diferentes antologías de las que ha sido partícipe. Por último, la tercera parte consta de tres relatos inéditos. A todos ellos, sin embargo, les une el nexo de la familia en sus diferentes variantes: parejas, hermanas, amistades, padres e hijos.

Como en toda colección de relatos hay unos por encima de otros, sin embargo, el conjunto no desmerece lo más mínimo. La escritura de Jon Bilbao es un cruce entre Julio Cortázar y Raymond Carver. Toda comparación es odiosa y es fácil hablar de estos dos monstruos del relato, cada uno en su estilo, a la hora de hablar de un cuentista, pero es más complicado que en la escritura de un autor se aúnen estos dos estilos tan diferentes y salga airoso. Más que nada porque el estilo que da como resultado es el suyo propio, el estilo Jon Bilbao. Esto es, a vuelapluma, una realidad cotidiana, casi cayendo en la rutina donde solo asoman pequeñas grietas por donde vislumbras que algo va a suceder, que algo no va bien, en esa calma va a pasar algo inesperado. Ese algo que puede ser un elemento digamos fantástico dentro de la realidad. El becerro de Lego sería un buen ejemplo de lo que trato de explicar.

Historias todas ellas oscuras, inquietantes, Bilbao domina el tempo narrativo, insinúa sin mostrarnos, crea atmósferas decadentes y nos deja tambaleándonos tras la lectura, con el final abierto, elucubrando una posible salida, si es que la hay.