sábado, 3 de marzo de 2012

La esposa diminuta - Andrew Kaufman

El catálogo de la madrileña Capitán Swing es tan ecléctico como coherente. En sus filas se puede encontrar a Ezra Pound, Günter Grass o Albert Camus; pero también a Dante Panzeri, Nicolás Maquiavelo o Jim Dodge. Ensayos, novelas o misceláneas, pero todo ello desde un punto común: el del compromiso político, económico y social con el tiempo que nos ha tocado vivir.

Uno de los últimos libros publicados es esta fábula del escritor canadiense Andrew Kaufman. En ella se nos cuenta un robo a un banco. Sin embargo el ladrón no es un caco al uso. Poco le importa el dinero. Él lo que quiere es el bien más preciado que cada cliente del banco lleve encima en ese momento. Stacey, la protagonista central del relato, le entrega una calculadora. Con ella conoció a su marido, que es el narrador de la historia. Con ella ha calculado cuándo se iban a quedar embarazados, la hipoteca de la casa, si se podían cambiar de coche o si podían tener otro niño. Ante esto, es normal que Stacey empiece a menguar. Porque el amor poco, o más bien nada, tiene que ver con las matemáticas. Para empezar, las matemáticas son una ciencia exacta, rígida, estable e invariable. Por contra, el amor es algo intuitivo, maleable, dúctil. En definitiva, cálido. Hasta que Stacey y su marido, David, no comprendan que, como dice Sabina, dos no es igual a uno más uno, ella seguirá menguando sin remedio hasta desaparecer.

El resto de los clientes robados en la sucursal del banco siguen la misma suerte. En una especie de epifanía fantástica (referido aquí a la fantasía), el objeto entregado a este peculiar ladrón tiene como consecuencia la búsqueda de uno mismo; la superación de sus miedos y sus fobias.

Las ilustraciones, en un sobrio negro a modo de tinta china, corren a cargo de Tom Percival.

1 comentario:

  1. Lo he leído hace poquito y ¡me ha encantado! El catálogo de la editorial también, me ha llamado bastante la atención.

    Saludos!

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