Tercera y última novela recogida en el volumen de Debolsillo. Anteriormente la editorial Caballo de Troya (el sello casi más que editorial) fue la encargada de sacar a la luz esta obra del genial escritor uruguayo. Esa misma obra la tengo en mis manos y fue la que leí el uno de enero de 2010 (dato que sé porque lo tengo recogido en mi diario) entre las dos y las cinco de la mañana, aproximadamente. Ahora he vuelto a releerla.
Lo primero, y antes de meternos en materia, se podría decir que en realidad no tiene mucho sentido que esta novela se recoga en el mismo volumen que Nick Carter y La Banda del Ciempiés. Si bien las tres parodian de alguna manera el género policiaco, no es menos cierto que, mientras que las dos primeras tienen un ritmo alocado, surrealista y expresionista, la tercera se enmarca en una realidad física palpable, es de corte más realista y bastante más pausada y reflexiva que las dos anteriores.
Un escritor, trasunto del propio Levrero, se ve apurado económicamente por lo que decide ir a visitar a su editor para que le coloque una novela o le dé al menos un adelanto. El Gordo, su editor, le propone un trabajo a cambio: investigar quién se esconde bajo la figura de Juán Pérez, la persona que ha enviado un gran manuscrito a la editorial pero que ha olvidado poner dirección para contactar con él. Y la novela es buena. Muy buena. El protagonista necesita el dinero así que acepta el encargo.
Comienza así un viaje a una ciudad de interior uruguaya, semidesierta, lúgubre, con el ambiente enrarecido. No en vano, la ciudad es Penurias. Donde la gente te mira con desconfianza, a ciertas horas todo el mundo anda sesteando y el periódico sale una vez a la semana y no es local sino comarcal. En Penurias lo mismo te encuentras a un antiguo compañero de clase que te robaba los lápices de colores como a un tipo que fotografía cosas minúsculas. Lo mismo visitas librerías donde no tienen un solo libro, y sí alguna revista, que te enamoras de la prostituta del lugar.
Así, las investigaciones del escritor metido a detective acaba, como es de esperar, sin ningún resultado. Pero todo el viaje ha sido una gran experiencia. Incluso el lector puede obviar las tres últimas páginas donde se "resuelve" todo y el resultado seguiría siendo brillante.
Hola Carlos:
ResponderEliminarComo tú dices, a mí tampoco me parece que guarde mucha relación esta novela con las otras dos recogidas en este volumen.
Este fue el primer libro que leí de Levrero y me gustó bastante, aunque el final de la historia queda un tanto forzado, eso no quita valor a lo leído hasta entonces.
Ahora me estoy leyendo David Copperfield, que se acababa el año Dickens e iba a incumplir mi promesa de leer algo de él; pero creo que cuando acabe con sus 1.000 páginas me voy a poner de nuevo con Levrero, que como ya te dije tengo tres libros de él sin leer, que no están editados en España, comprados a precios de importación.
Por cierto, creo que de Dejen todo en mis manos van a hacer una película. A ver qué tal queda.
saludos
Hola David,
ResponderEliminar¿Película? No tenía ni idea. Veremos.
Yo probablemente vuelva a Levrero cuando compré algo más, ahora ya sí de importación porque mucho me temo que no hay nada en imprenta del uruguayo (En España, claro). Mientras estoy con Kafka y voy a leer, a raiz de unos comentarios en tu blog de una de las entradas de Levrero, a Juan Emar, Pablo Palacios y Macedonio Fernández y, muy posiblemente releeré a Felisberto y a Bruno Schulz. Me apetece adentrarme en ese mundo raro y algo surrealista en el que, en el fondo, vivimos.
Por cierto que también me quiero poner con Onetti (acaban de sacar un volumen con sus novelas breves, lo edita Eterna Cadencia).
Saludos.
Hola Carlos:
ResponderEliminarDe Juan Emar tengo un libro en la estatería sin leer desde hace 2 años, y es cortísimo, a ver si me pongo.
Por Palacios siento curiosidad. Creo que sacó una buena edición Galaxia Gutemberg.
Y con Macedonio creo que tuve bastante por ahora.
De Onetti tengo en casa sin leer Los adioses. Y me gustaría también ponerme con La vida breve.
A Felisberto lo reeditó Siruela, ese libro es impresionante, y el de Schulz de Siruela también.
saludos
Llego aquí por recomendación de Bartleby y se me saltan las lágrimas de ver tanto Levrero comentado. Quien gusta de L no puede tener mal gusto, así que me quedo.
ResponderEliminarHola David,
ResponderEliminarSupongo que tendrás "un año" de Juan Emar, editado por Barataria, que también tienen editado "Débora" de Pablo Palacio (si llego a saber antes lo de Galaxia lo hubiera mirado). El Nadir también tiene algo de Palacio, "Vida de ahorcado".
De Felisberto tengo una edición de Eterna Cadencia que salió hace un par de años.
Hola Oesido,
Me alegra que te guste tanto Levrero como a David y a mi (Y a unos cuantos más) Por desgracia, en 2013 Random no tiene previsto sacar nada más de él así que habrá que buscar por otros medios (Amazon, librerías argentinas o chilenas que envíen fuera del país o, si se puede, ¡viajar al país!)
Saludos.
Levrero funciona como piedra de toque. El discurso vacío y la novela luminosa fueron para mi auténticas revelaciones, aunque a otra gente les resultan espantosas. Sobre gustos ... No conocía la edición de Debolsillo ni la novela ilustrada que comentas y las acabo de encargar. Seguiremos comentando.
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