Pulp Books es un sello editorial que traduce obras contemporáneas del gallego. Me parece una gran idea, y no estaría de más que naciera alguna editorial que hiciera lo mismo con la literatura catalana y vasca (igual ya existe pero no tengo constancia, si bien Eride o Alberdania publican habitualmente en euskera pero traducen a algunos de sus autores al castellano; en catalán no tengo datos).
A lo que importa (si es que importa esto de la Literatura), vamos a la novela: el argumento gira en torno, en un principio, a Juan, eterno estudiante de doctorado que no tiene muy claro hacia donde encauzar su vida. Juan decide separarse momentáneamente de su reciente mujer, Sara, para instalarse en una casa del Bierzo leonés. Allí conoce a otra pareja, la formada por José y por Flora, una musulmana emigrada de Francia. Toda acción de Juan tiene consecuencias en el resto de los otros tres personajes de la novela; es por ello que el narrador va focalizando y adentrándose en los pensamientos de cada uno de los protagonistas.
Y ahí es donde la novela cobra mayor fuerza: en el estilo que emplea la autora para abordar temas universales como el vacío existencial, el amor o la destrucción de los sueños. Es en ese cuasi flujo de consciencia, que sin embargo está escrito en tercera persona, donde entra el lector, parte fundamental en la Literatura por mucho que los best-seller se empeñen en llevar la contraria. Porque es el lector el que tiene que leer el texto (redundancia que es obvia pero que a veces se olvida y nunca está de más recordar) y hay que hacer un esfuerzo para que la lectura haya merecido la pena. Y eso es justamente lo que hace Silvia Bardelás, presentar el texto que el lector debe afrontar y cerrar el círculo literario.
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