Hay que leer a Mario Levrero. Todo lo que se pueda (que en España no es mucho). Si Libros del zorro rojo saca una edición ilustrada por Sonia Pulido y se desmarca con este libro-objeto, pues mejor que mejor. Que Random a través de su sello DeBolsillo saca tres novelas cortas (una de ellas ya editadas en Caballo de Troya, también de Random) pues también, qué se le va a hacer si han decidido sacarlo directamente en bolsillo. Pero el texto es el mismo. Entre nada y algo, mejor algo, ¿no? Aunque siempre es preferible hacer las cosas bien.
Dicho lo cual, y tras el tirón de orejas, Caza de conejos, un texto compuesto por cien microrrelatos en torno al título: la caza del conejo. El conejo, el guardabosques, el castillo, los cazadores, y el Idiota que monta la cacería se dan cita y juntos y revueltos conviven, malviven, se confunden entre ellos, se juega a los espejos, se dinamita la realidad y se vuelve al origen pero ya todo está trastocado. Así es Mario Levrero.
Aunque en este libro aparece otro Mario Levrero mucho más paródico es fácil distinguir su sello, su naturalidad para el absurdo, para desenmascarar la realidad (a veces tan falsa), su tono erótico en alguno de los micros, su obsesión (como esa, verdadera, por leer todas las novelas policiacas por muy malas que fueran y que nos cuenta en La novela luminosa).
Los conejos, ¿qué querrán decir? Seguro que es una metáfora. Sí, pero, ¿de qué? Levrero sabía que esta pregunta se la harían muchos críticos y muchos lectores así que él da la respuesta en el microrrelato LXVII: comienza a enumerar una serie de posibles alegorías todas ellas válidas, o no, para acabar con un "etcétera". Para decir a ese crítico que busca desencriptar la leve oscuridad que se desprende de los textos de Levrero: "es inútil, no trates de buscar una verdad, porque no la hay. Esto es literatura, no un problema matemático donde se despeja la X".
Las ilustraciones, donde predomina el rojo, marrón y negro, se empastan a la perfección con el texto, juega de ese mundo real-irreal, a veces onírico, a veces sencillamente surrealista del uruguayo.
Las ilustraciones, donde predomina el rojo, marrón y negro, se empastan a la perfección con el texto, juega de ese mundo real-irreal, a veces onírico, a veces sencillamente surrealista del uruguayo.
Hola Carlos:
ResponderEliminarVi este libro en librería hace no mucho y estuve a punto de comprarlo de forma inmediata. me contuve por un motivo: aún tengo en casa dos libros de Levrero sin leer, comprados a precios de importación de Argentina, "La muerte de Gardel" y "La máquina de pensar en Gladys". Así que creo que voy a leer primero estos y luego me compro el de los conejos.
Me uno a tu llamado: ¡Hay que leer más a Levrero!
saludos
Hola David,
ResponderEliminarSí, supongo que mejor leer primero esos dos (a ver si yo también me hago con ellos), pero no dejes pasar este. Es distinto, pero sigue siendo Levrero, se le sigue reconociendo.
Saludos.
He encontrado "La ciudad" en la biblioteca de mi ciudad; ya te contaré qué me parece.
ResponderEliminarUn saludo.
Espero que te impresione tanto como lo hizo conmigo en su día. Es el más kafkiano de la "trilogía involuntaria".
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