Jose trabaja en un peaje de la carretera que une Sevilla con Cádiz. El precio de la tarifa, seis con cuarenta, por favor y gracias son las palabras que más repite a lo largo del día. Ve pasar a cientos de conductores a diario pero apenas interactúa con ellos unos segundos. Este aburrimiento le lleva a inventarse la vida de las personas que viajan en sus coches, intenta mantener una conversación con ellos, pero no todos están dispuestos a colaborar.
Cuando no pasa nadie por la cabina, lee obituarios de periódicos atrasados y reflexiona sobre su vida.
La novela me ha recordado en algunos aspectos a otra novedad editorial que leí no hace mucho: La tienda y la vida de Isabel Sucunza por esa manera de mezclar un espacio real y muy definido como es el puesto de trabajo, con otro mundo mucho más enriquecedor como es la mente de sus protagonistas. Ambos tienen la necesidad de escapar de allí y, ya que no pueden hacerlo físicamente, al menos que se pueda llevar a cabo metafóricamente.
La prosa de Julio de la Rosa es rápida, ágil, con mucho humor negro. Pretende ser ligero, pero enmascara una profundidad que deja poso.
Una novela alucinante. El ser humano del siglo XXI metido en una cabina de peaje. Espero que la gente esté a la altura y todo el mundo compre y lea la novela (y yo a ver si hago algún día la reseña en mi blog). Un saludo.
ResponderEliminarMuy acertada la comparación con "La Tienda y la Vida", y sospecho que otra publicación reciente, "El joven vendedor y el estilo de vida fluído", irá en la misma línea. Debe ser porque ese tipo de trabajos dejan mucho margen para darle vueltas a la cabeza...
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