Chuck Palahniuk siempre se ha caracterizado por ser un tipo macabro y lleno de excesos. Sus narraciones están llenas de violencia, sangre, secreciones y provocación. Sin embargo este libro no tiene nada de eso. Al menos teniendo en cuenta que es un libro Made in Palahniuk, es bastante light. En esta ocasión se centra sobre todo en la crítica al mundo del Hollywood de los años 40 y 50, la época dorada.
Hazie Coogan es el cerebro de Katherine Kenton. Mientras que la primera administra, aconseja y, sobre todo, aparta de personajes indeseables a su protegida, esta es la famosa actriz venida a menos de la que se intentan aprovechar diferentes hombres. Esa actriz que va recibiendo homenajes y condecoraciones porque actuar ya lo hace más bien poco. Y, entre medias, aparece Webster Carlton Westward III, dispuesto a conquistar a la actriz. Pronto, Hazie descubre que en realidad está escribiendo una biografía de Katherine para publicarla en cuanto muera. Claro, y si muere de manera trágica posiblemente venderá más. Así que pronto sabremos que Webster pretende asesinar a Katherine Kenton.
Además de la trama, más o menos ramplona, Palahniuk intenta criticar la soledad de la estrella rodeada de multitud y, a la vez, tan sola y desquiciada. Sin embargo, esta propuesta, no la consigue.
Un libro flojo, donde Palahniuk se imita a sí mismo sin conseguirlo. Particularmente me gusta más el Palahniuk corrosivo y desopilante. Recuerdo que en un taller narrativo nos preguntaban por nuestra familia literaria. Aquella que se sienta en nuestra mesa cuando leemos o escribimos. Yo colocaba una silla para Palahniuk, por si le daba por pasarse a última hora. Palahniuk es el tío lejano que está un poco loco pero que de vez en cuando, cuando viene, logra que pases un buen rato con sus historias disparatadas. Porque no esperas otras cosas de él, porque cuando viene algo melancólico y se intenta poner algo más profundo, te aburre. Pues eso.
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