Con Informe del interior, Paul Auster cierra el repaso de su vida en esta especie de trilogía que comenzó con A salto de mata, que abarca desde la adolescencia hasta la treintena (y que me dejó muy buen sabor de boca); Diario de invierno, del que solo tengo referencias positivas y que habla de la madurez y la enfermedad, y este Informe del interior. También podríamos incluir La invención de la soledad aunque tiene mayor vocación de ficción que estas tres obras nombradas en primer lugar.
El libro está dividido en cuatro partes, de las cuales solo la primera me parece conseguida. En ella, que se titula como el propio libro, Paul Auster hace recuento de sus recuerdos más lejanos en el tiempo, cuando contaba con cinco, seis o siete años de edad. Lecturas, juegos, castigos, amigos se van apareciendo en pequeños párrafos inconexos unos con otros, pero que dan cuentan de la niñez de Auster.
La segunda nos narra dos películas que le impresionaron mucho en su día: El increíble hombre menguante y Soy un fugitivo. Apenas reflexiona sobre las películas, solo dice que le impactaron mucho y nos las desgrana casi secuencia por secuencia.
La tercera parte, aunque floja, contiene algunos pasajes buenos. Son los años universitarios de Auster y, por medio de la correspondencia con su pareja de entonces, la escritora Lydia Davis, nos muestra su estado anímico y sus primeros titubeos como escritor.
Por último, la cuarta, es un álbum fotográfico de las otras tres partes totalmente innecesario y superfluo.
Hay ciertos libros que me gustan de Auster, de hecho quiero leer a continuación Diario de invierno y releer A salto de mata. Sin embargo, este es un libro que, creo que hasta para los más incondicionales, estarán de acuerdo en que es un libro muy flojo.
Me encantan algunos libros de Auster, pero tu reseña me lleva a confirmar lo que pensaba: que sus últimos libros no son ni mucho menos de los mejores que tiene.
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ResponderEliminarPrecisamente este libro es el que estoy leyendo ahora mismo, junto con el último 'Vila y Chamorro' de Lorenzo Silva. El 'Diario de invierno', aunque no memorable, sí me pareció una obra curiosa. Sin embargo, me da la sensación de que estos libros Paul Auster los escribe sin mucho esfuerzo (con su oficio, casi no lo necesita: la prosa le sale sola), no tienen una estructura definida, parece como si los escribiera sobre la marcha, según se le van ocurriendo cosas o va rememorando vivencias. Evidentemente, son libros para incondicionales, no creo que vayan a ser representativos de su obra en un futuro. O por lo menos, no tanto como La música del azar, El libro de las ilusiones, El país de las últimas cosas, Leviatán, etc.
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