Hace un par de años, y a través de una nota que leí en algún sitio que no recuerdo, me hice con un libro de cuentos de este autor ruso que no logró publicar en vida a pesar de ser un todoterreno: ensayista, libretista de ópera, guionista. El libro lo publicaba Siruela y recuerdo que me dejó un buen sabor de boca los relatos algo herméticos y filosóficos que allí se narraban.
Años después, hace unas semanas de hecho, colocaba unos libros en la librería cuando vi aparecer de nuevo el apellido inpronunciable de este autor; según parece en castellano se lee "Yiyanovski". La editorial, desconocida para mí hasta ese momento, era Ediciones del subsuelo. Como es habitual en estos casos, curioseé su página web y comprobé que me gustaba lo que hacían.
El club de los asesinos de letras es un grupo formado por siete miembros que se reúnen en una biblioteca vacía a contar historias que nunca trascribirán en papel. Varias son las historias que se nos cuentan en el libro, todas ellas independientes, cuyo único nexo en común es que están contadas por los miembros del club. Fuera de estas historias apenas hay una pequeña narración por parte del protagonista, un narrador en primera persona que quiere saber cuál es su misión en el club y por qué lo eligieron a él para participar con ellos.
Las historias que cuentan los miembros del club son de carácter fantástico por un lado, de desbordante imaginación, pero con un fuerte contenido culturalista, lo que hace que su lectura no sea para nada sencilla. Más bien al contrario, leer este libro supone un esfuerzo por parte del lector ya que Krzyzanowski construye una novela densa, por la que se hace difícil avanzar en ocasiones. Todo un reto para los lectores. Todo un estímulo.
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