miércoles, 14 de diciembre de 2011

Tanta pasión para nada - Julio Llamazares


Inciso: no suelo hacer reseñas negativas; no al menos desde hace un tiempo. Puedo valorar aspectos positivos y aspectos negativos (como es lógico), pero si los segundos superan a los primeros prefiero no hacer ningún tipo de reseña. En este caso, sin embargo, al querer dar cuenta de los diez finalistas de los Premio Setenil veo consecuente comentar cualquier tipo de opinión que me merezca el libro. Dicho lo cual, comenzamos.

Su verdadero problema era que no estaba dotado para el relato (...) Por eso él no escribía cuentos: porque no era su distancia.


Así define el narrador al protagonista de Un cuento por encargo, un escritor al que le solicitan que escriba un relato para llenar el vacío de noticias que se produce en el periódico en la temporada estival. Lo curioso es que, como el propio autor señala en el prólogo, este cuento lo escribió para un periódico, por entregas. Esto nos hace pensar que, muy probablemente, Llamazares se enfrentara con el mismo problema que el protagonista del cuento, esto es, que pasaran los días y no supiera qué escribir, cómo abordar un cuento. Finalmente optaría por la metaficción para salir airoso. En ese sentido, honra al autor el sincerarse con sus lectores y poner en boca del narrador las palabras arriba señaladas.

Por otro lado, creo que casi todo cuentista entrevistado al que se le pregunta por qué cree él que el cuento no goza de muy buena salud y el público mayoritario sigue decantándose por la novela, un amplio porcentaje señala, entre otras cosas, que uno de los principales problemas son los cuentos escritos por encargo, normalmente pedidos a novelistas que no suelen dedicarse al relato corto, para rellenar huecos en los diarios. El resultado de estos compromisos suelen hacer un flaco favor al género breve. Aun en el supuesto de que miremos para otro lado cuando se dan estas circunstancias, lo que ya no logro comprender es por qué, no contentos con eso, le ofrecen la posibilidad al autor de, con unos cuantos relatos más, hacer un libro. Una vez más, Un cuento por encargo, nos da la respuesta: Aparte de pagar bien, cosa que ya sabía por experiencia, el periódico le brindaba una oportunidad de oro de contactar de nuevo con sus lectores. Llevaba tres años sin publicar un libro.

Desde El cielo de Madrid, en 2005, Julio Llamazares no publicaba una obra de ficción. Parece posible que desde la editorial recomendaran a Llamazares  llevar algunos textos a imprenta para saciar a sus lectores.

El resultado de este despropósito son tres cuentos por encargo, uno en una antología y los otros dos para un periódico, y un puñado más, hasta doce, que se parecen más a apuntes para una narración futura que relatos trabajados. Cierra la colección un microrrelato que me parece una de las piezas más destacables del conjunto.

Lo que verdaderamente me da rabia de todo este asunto, es que considero a Julio Llamazares un gran escritor, por eso me pregunto si era necesario este libro.

Reseña publicada en Culturamas el 13 de diciembre de 2011.

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