Esta fue la primera novela de Fernando San Basilio. Leí hace poco, realmente muy poco, la segunda, Mi gran novela sobre La Vaguada y me pareció bastante interesante, así que decidí buscar su ópera prima.
El protagonista, del que nunca sabemos el nombre, ha sido seleccionado junto con otros parados para hacer un curso del INEM. El curso se llama igual que el título de la novela y, en tres meses, que es su duración, pertenecerán a la primera generación de libreros formados como tales. Pero qué pasa, que una librería, por mucho que tenga su encanto, por mucho romanticismo que haya detrás, es un negocio, y lo que importa es ganar dinero, poder vivir de ello. Por lo tanto las clases están centradas en el marketing, aunque también hacen un recorrido por la historia del libro (¡en cuarenta minutos!), e invitan a conferenciantes a dar diferentes charlas que giran en torno al mundo del libro. Es igual, todo es una gran mentira; lo importante es completar el curso de cuatrocientas horas para que:
A) La academía Diderot, que así es como se llama el centro donde tienen lugar las clases, reciba la subvención del Estado por dar cursos de formación ocupacional.
B) El Estado tenga la conciencia tranquila porque está haciendo todo lo posible por el pleno empleo.
C) Los alumnos se olviden por unas horas al día de lo miserables que son sus vidas.
Porque, al fin y al cabo, la novela va de eso, de perdedores. Pero no solo los alumnos son los perdedores, los profesores también acompañan a sus discípulos en la mediocridad.
Es cierto que hay una cierta crítica a las librerías, pero no me parece tan importante como el hecho de la situación que nos plantea a través de sus personajes: el cansancio de (sobre)vivir en la rutina y la falta de expectativas futuras.
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