La famosa frase de John Lennon de: "La vida es aquello que te va sucediendo mientras te empeñas en hacer otros planes", podría aplicarse a esta novela de Fernando San Basilio. Así, Mi gran novela sobre La Vaguada es aquella que se va construyendo mientras que el narrador habla de ella y toma notas para escribirla en el futuro.
Porque el protagonista de esta novela es un aspirante a escritor que tiene una idea: construir alrededor del centro comercial de La Vaguada un microcosmo que refleje el mundo. Ese es su gran proyecto. Pero claro, tiene que trabajar para poder comer, tiene que relacionarse y tener vida social. Y también algo de amor, porque: "En el principio de muchas cosas estaba el amor". Con estas palabras empieza la novela.
San Basilio construye una novela del día a día en la ciudad de Madrid. La realidad es tan absurda que no hace falta mostrar situaciones extremas para sentir extrañamiento. Lo cotidiano ya es bastante grotesco e irreal. Como ejemplo, los trabajos con los que mal vive el protagonista, desde empaquetando golosinas hasta acompañante de viaje de un grupo de norteamericanos por España, pasando por el mejor de todos, escritor para dos supuestos emprendedores, cuya misión, la del protagonista, es contar la historia de estos dos sujetos "hechos a sí mismos". Además de los trabajos, las entrevistas que hace para corrector de un periódico, guionista del canal cocina, traductor de traductores mexicanos. Amén del curso del INEM sobre recursos humanos. Yo la verdad es que me he sentido plenamente identificado con este ir y venir de puesto en puesto, a cual más absurdo. Además su crítica me parece más contundente y con mayor fuerza, quizás por su aparente calma, que la fábula de Isaac Rosa en La mano invisible.
Además, con cada nuevo trabajo, o amago de, el protagonista lo ve como una oportunidad para convertirse en el gran escritor que quiere ser, para ver la realidad que va a plasmar en su futura novela desde distintos puntos de vista.
También hay una crítica a esos barrios tan modernos de Madrid, donde parece que se respira arte allá por donde andes, que en cada cafetería hay cuatro o cinco escritores componiendo su gran obra, hay intercambios de ideas y sabiduría entre café y café. Pero, de algún modo, el protagonista también pertenece a ese grupo de futuros grandes genios que no acaban de escribir la obra que les hará ser inmortales porque la vida real les supera; vamos, que tienen que pagar facturas. Es aquello de que tienes que desconfiar de un escritor que te dice: "se me ha ocurrido una idea para un libro. Mañana me pongo con ella". Pues eso.
Lo mejor es el estilo, tan natural y aparentemente escrito casi a vuelapluma, tan ligero y ágil, que a buen seguro tiene un gran trabajo detrás.
Hola Carlos:
ResponderEliminarEste es uno de esos libros de la nueva narrativa española que tengo apuntados junto con "El hijo del futbolista" de Coradino Vega, de la misma editorial. Imagino que leeré los dos para principios del año 2012.
saludos
Hola David,
ResponderEliminarme apunto el de "El hijo del futbolista". Este autor tiene otra novela, "Curso de librería", que supongo leeré en breve.
Saludos.